El índice de pobreza en Argentina descendió al 38,1% en el segundo semestre de 2024, según informó el INDEC, lo que representa una mejora de 14,8 puntos respecto al alarmante 52,9% registrado en los primeros seis meses del año. Sin embargo, pese a la mejora, aún hay casi 18 millones de personas en situación de pobreza, y más de 3,8 millones en la indigencia.
El dato refleja una leve mejora también respecto al mismo período del año anterior (41,7%), impulsada principalmente por la fuerte caída de la indigencia, que pasó del 11,9% al 8,2%. Esta reducción se concentró, sobre todo, en los sectores más vulnerables, como la niñez, gracias al impacto de mayores transferencias sociales y una desaceleración de la inflación.
Entre los menores de 5 años, por ejemplo, la indigencia bajó del 17,3% al 10,5%, mientras que la pobreza pasó del 58% al 49,2%. En el total de menores de 14 años, el 11,5% vive en la indigencia y el 51,9% en la pobreza.
El informe destaca que la mejora en los indicadores se dio en un contexto de aumento del ingreso total familiar (64,5% en promedio), mientras que la Canasta Básica Total subió 26,7% y la Alimentaria, 22,2%, lo que alivió el peso relativo de los gastos esenciales. Las asignaciones sociales —como la AUH, que subió más de 350% en el año— jugaron un papel clave para amortiguar la indigencia.
Aun así, la pobreza no indigente se mantuvo prácticamente sin cambios, con un 29,9% de la población, lo que revela una fragilidad estructural que persiste más allá de los cambios coyunturales.
A nivel regional, el Conurbano Bonaerense sigue concentrando la mayor cantidad de personas pobres (más de 5,4 millones), mientras que la zona más golpeada sigue siendo Gran Resistencia, con un 60,8% de pobreza y 22,4% de indigencia. En el otro extremo, Bahía Blanca y la Ciudad de Buenos Aires muestran los índices más bajos.
El segundo semestre de 2024 marcó un punto de inflexión respecto al deterioro económico que se profundizó en la primera mitad del año, tras la fuerte devaluación de diciembre de 2023, el ajuste fiscal, la caída del empleo y la contracción del consumo. No obstante, los niveles de pobreza siguen muy por encima de los mínimos registrados en 2017, cuando se ubicaban en 25,7%.
La tendencia a la baja es una señal positiva, pero insuficiente para revertir una situación social que continúa siendo crítica para millones de familias argentinas.