En medio de una interna cada vez más tensionada dentro de la UCR correntina, Juan Pablo Valdés salió a marcar la cancha. En declaraciones publicadas por CorrientesHoy, el hermano del gobernador dejó una frase que no pasó inadvertida:
“Los que no están de acuerdo con el proyecto tienen las puertas abiertas”.
La frase suena más a advertencia que a convocatoria. Y llega en un momento donde crece el malestar interno por su candidatura, impuesta desde arriba, sin consenso ni apoyo real de gran parte de la dirigencia radical, especialmente del interior.
A pesar de los millones invertidos en pauta, presencia digital y apariciones cuidadosamente calculadas, Juan Pablo Valdés no logra romper la burbuja del aparato. Las encuestas independientes no muestran un crecimiento significativo, y cada vez son más los dirigentes que cuestionan, en voz baja —o no tanto—, el verticalismo con el que se maneja su candidatura.
En lugar de construir consenso, el mensaje del joven Valdés suena a pase de factura a quienes no se alinean, como si el disenso dentro del radicalismo fuese un problema en lugar de una oportunidad para ampliar el proyecto.
Este tipo de declaraciones generan más ruido que certezas. Mientras tanto, figuras como Peteco Vischi, con perfil moderado y diálogo con todos los sectores, se consolidan como una alternativa que podría unificar al radicalismo sin necesidad de imponer ni condicionar.
Si la respuesta ante las dudas internas es cerrar filas y dejar “las puertas abiertas” a los que piensan distinto, el proyecto oficialista corre el riesgo de seguir vaciándose por dentro.