La posibilidad de una alianza entre el PRO y La Libertad Avanza (LLA) sigue generando un intenso debate en la arena política. Tras una serie de gestos públicos entre sus líderes, recientes declaraciones de la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, han encendido la polémica al criticar a Hernán Lacunza, economista propuesto por Mauricio Macri como figura clave en las negociaciones.
Las cuentas detrás del acuerdo
Expertos coinciden en que una alianza entre Javier Milei y Mauricio Macri podría fortalecer a ambos espacios, aumentando sus posibilidades frente al kirchnerismo en un escenario de fuerte polarización. Sin embargo, el análisis no está exento de matices.
Por un lado, la unidad podría consolidar un bloque con mayor capacidad para captar el voto opositor, especialmente en las grandes urbes donde la demanda por un cambio político es más palpable. Por otro, mantener agendas separadas representa un alto riesgo: en un sistema electoral competitivo, quien quede fuera del reparto inicial podría quedar completamente desplazado.
Tensiones internas
La crítica de Bullrich a Lacunza refleja una tensión que trasciende las negociaciones formales. El macrismo parece dividido entre quienes ven a Milei como un aliado pragmático para sumar votos y quienes consideran que sus posturas disruptivas pueden ser contraproducentes para la imagen institucional del espacio.
Desde LLA, la postura no es menos ambivalente. Mientras Milei mantiene su retórica de independencia frente a la “casta política”, sus gestos hacia el PRO han sido interpretados como un reconocimiento tácito de que necesita aliados para consolidar su influencia legislativa.
¿Un acuerdo con costos ocultos?
Más allá de los beneficios electorales inmediatos, los analistas señalan posibles costos a largo plazo. ¿Podría una alianza diluir la identidad política de ambos espacios? ¿Qué ocurrirá con las bases más ideologizadas si ven este acercamiento como una traición a sus principios?
Por ahora, el tablero político argentino sigue reconfigurándose. Mientras el oficialismo observa con cautela, las próximas semanas serán decisivas para determinar si el PRO y LLA deciden caminar juntos o competir por separado en las legislativas.
¿Será este el movimiento que cambie las reglas del juego o un intento fallido que deje a ambos en desventaja? El tiempo, y las urnas, tendrán la última palabra.